Mar 15

Protector de estómago y antiácido: No son lo mismo

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Comúnmente los IBP se conocen como «protectores gástricos» y se asocian erróneamente al tratamiento del ardor y acidez ocasional o incluso a su necesidad si te toman otros medicamentos, sin embargo sus finalidades son más diferentes.

Nuestro estómago cuenta con la capacidad de producir ácido clorhídrico logrando digerir los alimentos y ayudar a obtener los nutrientes contenidos en estos, por tanto, este ácido es necesario para el normal funcionamiento del organismo, sin embargo, al ser muy potente, cuando surgen alteraciones se pueden generar lesiones gástricas como por ejemplo las úlceras. Para evitar que el propio órgano se autolesione cuenta con una mucosa de protección, con un grosor considerable y resistente, además de buena facilidad de regeneración, no obstante, ciertos problemas como elevados niveles de estrés, mal estilo de vida, infección bacteriana o toma de determinados medicamentos pueden dañarla, y es en estas situaciones donde estarían indicados los IBP o protectores, para reducir el citado ácido. La elección del tipo de IBP es tomada por el médico en función de la situación clínica del paciente.

Por otro lado, contamos con los antiácidos propiamente dichos, pues neutralizan el exceso de ácido, es decir que los IBP hacen que se produzca menos ácido, mientras que los antiácidos contrarrestan su producción, sin modificar el comportamiento gástrico, cosa que sí realizan los IBP.

Entrando en materia…

LOS IBP O INHIBIDORES DE BOMBRA DE PROTONES:

Son un medicamento muy empleado actualmente, actúa modificando el pH gástrico, reduciéndolo mediante el bloqueo de su producción; se unen a la bomba de protones de las células parietales gástricas impidiendo el transporte final de H+ al lumen gástrico. Los IBP más conocidos son: omeoprazol, esomeprazol, lansoprazol, etc.

El problema con estos “protectores gástricos” es que se tienden a usar demasiado indiscriminadamente, para fines que no son el suyo, además como cualquier otro medicamento no está exento de efectos adversos, especialmente cuando se toma de manera continuada a largo plazo. 

USOS PARA LOS QUE ESTÁN DESTINADOS LOS IBP:

En general para patologías en las que se requiere reducir la acidez gástrica, tales como…

  • Úlcera gástrica o duodenal y prevención de recidivas, también en úlceras asociadas a la toma de AINE o prevención de éstas cuando el paciente tenga úlcera activa o antecedente, así como hemorragia, tenga más de 60 años y requiera tomar AINE
  • Erradicar un exceso de Helicobacter Pylori en úlcera péptica
  • En ERGE (enfermedad de reflujo gastroesofáfico), incluyendo esófago de Barret
  • Síndrome de Zollinger- Ellison

También se puede necesitar de modo preventivo en los siguientes problemas:

  • Situaciones que impliquen lesiones de la mucosa gástrica, por ej. ante la toma de AINES, aunque no siempre, será el médico el profesional que indique si procede o no, al igual que en la toma de otos medicamentos que pudieran lesionar la mucosa y el IBP lo impida (ej. aspirina, anticoagulantes, corticoides, algunos antidepresivos…).
  • Cuando hay antecedentes de ulcera gástrica o duodenal o de hemorragia digestiva alta

¿PARA QUÉ NO DEBERÍAN TOMARSE?

  • Personas que no padezcan alguna circunstancias de las indicadas (tampoco porque sean mayores de 65 años)
  • Simplemente para controlar sensaciones de ardor o acidez
  • Cuando se toman medicamentos diferentes de forma simultánea (esto no implica que todos los medicamentos sean lesivos para la mucosa)

FORMAS ADECUADAS DE ADMINISTRACIÓN:

Se recomienda la toma preferiblemente con el estomago vacío, por la mañana, unos 30 minutos antes de comer, sin masticar la cápsulas o comprimidos, ni triturarlos, ni sacar su contenido, acompañada de medio vaso de agua.

Tomar siempre las dosis y el tiempo indicados por el médico. Hay veces que no es necesaria su toma diaria.

No retirar el medicamento por propia voluntad sin consultar al medico, en caso de notar ausencia de síntomas es necesario hablarlo con él para valorar si es posible la suspensión.

EFECTOS ADVERSOS E INTERACCIONES:

Aunque son medicamentos considerados seguros pueden llegar a producir: Cefaleas, insomnio, picores, alteraciones gastrointestinales como náuseas, diarreas, estreñimiento, etc. Además se asocia con un mayor riesgo de infecciones gastrointestinales ocasionadas por Salmonella y Campylobacter.

Repercusiones nutricionales: Es posible que se afecte la absorción de la vitamina B12 y el hierro. Además ante administraciones prolongadas y junto a otros fármacos (ej. diuréticos) hay riesgo de hipomagnesemia.

Se ha observado que aumentan el riesgo de fracturas óseas, tomados en altas dosis, de forma prolongada, especialmente en ancianos o cuando hay otros factores de riesgo. En pacientes con osteoporosis es muy importante un aporte adecuado de Calcio y vitamina D.

Pueden interactuar con otros medicamentos:

  • Aumenta la exposición con ciertos anticoagulantes, cilostazol, diazepam, fenitoina,…
  • Aumentan la concentración en sangre de tracolimús, metotrexato y saquinavir
  • Aumentan la biodisponinilidad de la digoxina
  • Inhiben el metabolismo hepático de otras benzodiacepinas
  • Reducen el efecto de antifúngicos
  • Otros medicamentos pueden aumentar la concentración de los IBP: voriconazol y claritromicina. O bien reducir su concentración: Hipérico y rifampicina

LOS ANTIÁCIDOS:

Se trata de medicamentos que a diferencia de los IBP, neutralizan el ambiente ácido gástrico aumentando el pH, alcalinizando.

Algunos de los antiácidos más empleados y conocidos son la sal de frutas, el bicarbonato de sodio y el almagato.

USOS PARA LOS QUE ESTÁN DESTINADOS:

  • Molestias digestivas puntuales como indigestión o exceso de acidez, normalmente asociadas a comidas copiosas y/o con alto contenido en picantes o grasas.

¿PARA QUÉ NO DEBERÍAN TOMARSE?

  • Cuando haya molestias más importantes o persistentes en el tiempo, pese a tomar antiácidos o no. Consultar al médico o farmacéutico.

FORMAS ADECUADAS DE ADMINISTRACIÓN:

Normalmente unos 15-30 minutos tras las comidas.  Pueden masticarse o disolverse, de hecho hay presentaciones líquidas.

En al caso del almagato, debe evitarse en Alzheimer, hemorragias digestivas, hemorroides, edemas, diarreas, insuficiencia renal grave y menores de 12 años, usándose con precaución en ancianos y en hipofosfatemia. Mientras que las sales de frutas no deben tomarse en patologías cardiacas, hepáticas y renales, tampoco en caso de HTA o necesidad de seguir una dieta hiposódica, cuando se padece apendicitis o síntomas de sospecha, ni en menores de 12 años. El bicarbonato sódico está contraindicado en alcalosis, hipocalcemia, hipoclorhidria, edemas, apendicitis u obstrucción intestinal.

Las sales de fruta deben separarse de la toma de medicamentos mínimo 1-2h, así como de los lácteos y no hacer inmediatamente tras una ingesta excesiva de comida/bebida. 

En cualquier caso, el uso de antiácidos debería limitarse a una semana de forma continuada y en caso de continuar con molestias consultar al médico.

REACCIONES E INTERACCIONES:

Puede surgir diarrea leve y transitoria con almagato. Con la toma de sales de frutas irritación gastrica o intestinal leve, eructos e hinchazón, y con el bicarbonato HTA, edemas, alcalosis. 

Interacciones del almagato:

  • Disminuye la absorción de AINE, antiulcerosos, prednisona, tetraciclinas, sales de hierro, gabapentina, ketoconazol, etc
  • Aumenta la excreción de salicilatos y la toxicidad de la quinidina.

Interacciones de las sales de frutas:

  • Puede afectar a las tetraciclinas, anfetaminas, quinidas, carbonato de litio, sales de hierro y suplementos de calcio.

Interacciones del bicarbonato:

  • Reduce la excreción de efedrina, eritromicina, metadona, quinidina, etc
  • Aumenta la excreción de metotrexato, AAS, litio, barbitúricos…
  • Disminuye la absorción de ketoconazol, quinolonas, sales de hierro y tetraciclinas
  • Aumenta la absorción de naproxeno, levodopa, etc
  • Su eficacia se reduce con metenamina

¿CÓMO EVITAR LA ACIDEZ, ARDOR Y REFLUJO SIN MEDICACIÓN?

Pueden resultar muy molestos, sin embargo en buena parte de los casos no se requiere un IBP, puede bastar un antiácido sin prescripción medica, pero además se pueden tomar otras medidas para mejorarlos:

  1. Hacer comidas pequeñas repartidas a lo largo del día, mejor que comidas copiosas pocas veces
  2. Evitar ingestas ricas en grasa, como fritos, las comidas muy condimentadas, especialmente las picantes, muy saladas o muy dulces
  3. Es conveniente evitar cebolla, ajo, cacao, menta, los ácidos como los cítricos y el tomate. En cuanto a bebidas seria aconsejable evitar el café u otras bebidas con cafeína, así como las alcohólicas o con gas
  4. El manejos del estrés es muy beneficioso, pues produce una reducción de la acidez
  5. Practicar ejercicio físico regularmente, así como mantener un peso corporal saludable para reducir la presión intrabdominal (también evitar ropa muy ajustada)
  6. Comer al menos 2 h antes de acostarse y elevar la cabecera de la cama unos 10 cm mínimo
  7. No fumar

En caso de no responder a estas medidas es conveniente consultar al médico.

 

 

 

2 comentarios en “Protector de estómago y antiácido: No son lo mismo

  1. Muchas gracias por la aclaración que es necesaria. Muchos sanitarios estamos cansados de que se de por hecho que son lo mismo…Y tener que explicarlo una y otra vez.

    1. Ese fue precisamente lo que motivó a escribir el artículo, el gran desconocimiento sobre las diferencias entre ambos medicamentos.
      Gracias por comentar

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