La expresión “empoderamiento” es muy habitual en las distintas perspectivas humanas, sin embargo el empoderamiento en salud ha tomado gran fuerza en los últimos tiempos, aunque sus orígenes se remontan a los años 90. Hace referencia a la capacitación de la población para tomar las riendas de la salud, en primera persona; podría ser en cierto modo sinónimo del concepto autoasistencia, tal como indica la OMS, pero en ningún caso sustituta de la asistencia sanitaria, sino complementaria, pues como sabemos, esta última es imprescindible, porque ¿de qué nos serviría recibir atención médica, si luego no seguimos las recomendaciones respecto a tratamientos y cuidados? ¿O si recibimos asesoramiento preventivo y luego no aplicamos los métodos de cuidados aprendidos?
Es esencial entender que la población o pacientes no son los responsables absolutos de lo que les ocurra, no se puede eximir de responsabilidad a los sanitarios y gobiernos en cuanto a su amplio poder sobre salud (ej. diagnóstico, tratamientos, información y educación para la salud), ni tampoco a otros factores del entorno que pueden favorecer un empobrecimiento de la misma por medio del marketing/publicidad, etc., pero por otra parte, también la población representa, igualmente, un eslabón más en la cadena de salud.
¿Quiénes son entonces los responsables del mantenimiento del estado de salud y de una buena calidad de vida?
- Gobiernos y autoridades: Responsables del desarrollo de campañas de fomento de estilos de vida saludable, prevención de patologías,… destinadas a diferentes sectores poblacionales (ej. infancia y adolescencia, gestantes, personas mayores, colectivos profesionales, etc), en centros educativos, ayuntamientos, asociaciones, medios de comunicación, etc., así como de la regulación legislativa de la publicidad en todas las áreas posibles.
- Centros de salud, hospitales, consultorios sanitarios, …: Responsables de la atención sanitaria para el tratamiento, diagnóstico, seguimientos, entre otros, sin olvidar la prevención, asesoramiento y valoración de adherencia. También responsables, evidentemente, de la educación para la salud. Los pilares fundamentales son: la relación de confianza sanitario-paciente, una comunicación efectiva, así como una asistencia correcta en tiempo (algo que lamentablemente no ocurre en la actualidad, debido a las largas listas de espera para cualquier servicio, así como con menos recursos y personal).
- Población general, pacientes, familias y cuidadores: Responsables de aplicar los conocimientos y habilidades adquiridas gracias a grupos anteriores; teniendo derecho de disponer o acceder a toda la información necesaria para poder emplear pautas diversas en el tratamiento de enfermedades o en la promoción de la salud. Este grupo es el que toma la decisión final (actuar).
La población tiene que estar capacitada para gestionar su salud activamente, por ej. tomando la medicación necesaria, solicitando asistencia sanitaria, tanto en la enfermedad, como para resolver lo antes posible sus dudas, pero también para solicitar ayuda en cuanto a rehabilitación o necesidad de cuidados paliativos. |
¿Por qué es tan importante que la población esté empoderada?
Para reducir los problemas de salud individual y comunitaria, de manera que a la par de mejorar la calidad de vida, se reduzca el gasto sanitario, pues los problemas más frecuentes hoy en día a nivel global suelen ser secundarios a estilos de vida inadecuados (obesidad, dislipidemias, HTA, cardiopatías, cáncer, diabetes, etc), y que por tanto, en muchos casos podrían ser prevenibles.
Educación para la salud:
Nunca consistirá en transmitir mera información, dar recomendaciones generales o imponerlas, pues la evidencia científica ha mostrado que de este modo los programas educativos son carenciales, con efectos nimios a largo plazo, sino que tiene que favorecer la participación e interacción de los receptores, así como el respeto hacia las necesidades individuales, el reconocimiento de los esfuerzos para el cambio y de los logros. La población debe llegar a ser capaz de desarrollar y poner en acción aquello que requiera para mejorar su salud de manera específica.
La creación de grupos o redes de apoyo generan un mejor resultado, mediante mayor compromiso grupal e individual (ej. grupos etarios para practicar determinados ejercicios físicos, grupos sobre crianza o lactancia, …).
Ideal crucial: Evitar que la persona se vea abrumada o se sienta totalmente responsable de lo que le ocurra, ni tampoco una víctima; lo apropiado es hacerla reconocer que su decisión y actuación es determinante para transformar su vida. |
Fases:
- Desarrollo de la capacidad de autocuidado (ej. capacitación y fortalecimiento)
- Reconocimiento de los factores externos e internos condicionantes (ej. asesoramiento personal, apoyo familiar, publicidad…)
- Desarrollo de pensamiento crítico (ej. discernir entre lo apropiado para su salud y lo perjudicial)
- Poder de decisión y acción sobre su salud
- Empoderamiento en salud: Capacidad para cubrir sus necesidades y resolver determinadas situaciones.
Efectos del empoderamiento:
- Conocimiento mayor de enfermedades
- Mejor adherencia a tratamientos y seguimientos
- Mejores comportamientos de autocuidado por mayor concienciación (mayor autonomía)
El empoderamiento resulta positivo a cualquier edad, desde edades tempranas donde se consolidan los hábitos, hasta en personas mayores prolongando la esperanza de vida. |
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